Los juicios

Los juicios más famosos llamados "el juicio 3", "el juicio 9", y "el juicio 10" empezaron en septiembre y octubre del año 1956. Los fiscales tenían objetivos claros: probar que la estimación de los eventos políticos formulados por las autoridades del estado y del partido fueran equitativas; mostrar que el gobierno popular no pretendía castigar a nadie por la participación en las huelgas y las manifestaciones; mantener la calificación de los actos de delito que garantizaran sentencias severas.

Los cargos por acusación de los grupos se formulaban de tal manera que en la cabeza de cada uno, hubiera un "delincuente o gamberro", alguien con antecedentes criminales - que hiciera sombra sobre los demás acusados - cómplices. Así se trataba de ocultar que la mayoría decisiva de los acusados fueran jóvenes trabajadores de Poznań. Al mismo tiempo en todos los juicios, los fiscales procuraban mostrar que siempre había dos cursos en los acontecimientos: uno gamberro y otro pacífico-obrero, y que los responsables del primero estaban puestos a disposición de la justicia.

La tarea de los abogados defensores fue extremadamente difícil: tenían siete días para preparar la defensa de personas, contra las que el estado represivo comunista estaba preparando acusaciones desde hacía más de 2 meses. Los abogados de Poznań formaron un equipo numeroso, que se encargó de la defensa gratuita o a cambio de un pago muy bajo. Gracias a eso cada de los acusados tenía la posibilidad de tener un abogado defensor elegido.
Los juicios de Poznań acabaron con condenas relativamente leves como para aquella época. Los defensores consiguieron cambiar la calificación de los actos y gracias a la presencia de representantes de la opinión pública internacional los abogados de Poznań tuvieron la facultad para la defensa verdadera de los procesados. Muy a menudo acudían a la opinión de peritos sociólogos y psiquiatras, se servían de los argumentos de psicología de la muchedumbre. Se revelaron los casos de maltratos a los acusados y también de forzarlos a declaraciones falsas. Lo más importante es que se mostró irrefutablemente que los primeros trágicos disparos, que provocaron la oleada de violencia, fueron efectuados por los trabajadores de los Cuerpos de Seguridad. La postura intransigente de los abogados que durante los procesos expresaban críticas agudas sobre los Cuerpos de Seguridad y sobre las autoridades de aquel entonces, fue castigada con represalias graves. A pesar de que empezaba "el deshielo" de octubre, las autoridades populares no toleraban a los intelectuales que se les oponían.

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